Existen dificultades para proponer una
definición de religión generalmente aceptada, por ello, puede resultarnos útil
empezar diciendo qué no es religión:
1º: no
debe identificarse con el monoteísmo (creencia en un solo dios). En la
mayoría de las religiones intervienen varias deidades. Incluso en ciertas
versiones del cristianismo hay varias figuras con cualidades sagradas (Dios,
Jeús, María, el Espíritu Santo, ángeles y santos). Otras, en cambio, no tienen
ningún tipo de dioses.
2º: no
debe identificarse con prescripciones
morales que controlan el
comportamiento de los creyentes, como losmandamientos que se supone que Moisés recibió de
Dios. La idea de que los dioses están muy interesados en cómo nos comportamos
es extraña para muchas religiones. Para los antiguos griegos, p.e., los dioses
eran en buena medida indiferentes a las actividades de la humanidad.
3º: no se
ocupa necesariamente de explicar
cómo el mundo ha llegado a ser como es. En
el cristianismo, el mito de Adán y Eva trata de explicar el origen de la
existencia humana, y muchas religiones tienen mitos sobre el origen; pero, de
igual modo, otras muchas no.
4º: no
puede identificarse con lo supranatural como algo que intrínsecamente implica la
creencia en un universo “más allá del ámbito de los sentidos”. El
confucionismo, p.e., se ocupa de aceptar la armonía natural del mundo, no de
encontrar verdades “detrás” de él.
¿Qué es
religión? ¿Qué características sí comparten todas las religiones?
Todas
implican un conjunto de
símbolos, invocan sentimientos de reverencia o respeto, y están vinculadas arituales o ceremoniales (como los servicios
eclesiásticos) practicados por una comunidad de creyentes. Todos estos elementos requieren cierta
elaboración. Impliquen o no dioses dichas creencias, existen siempre seres u
objetos que inspiran actitudes de respeto o admiración. En algunas religiones
creen en y reverencian una “fuerza divina” más que dioses personalizados. En
otras hay figuras que no son dioses, pero en las que se piensa con reverencia,
como Buda o Confucio.
Los rituales asociados con la religión son muy
diversos: plegarias, letanías, cánticos, ciertos tipos de comida o el ayuno.
Como los actos rituales están orientados hacia símbolos religiosos, por lo
general se consideran bastante distintos de los hábitos y procedimientos de la
vida ordinaria (encender una vela para honrar a un dios tiene un significado
distinto al de hacerlo para alumbrarse). Los rituales religiosos con frecuencia
los llevan a cabo individuos en aislamiento, pero todas las religiones incluyen
ceremoniales que sus miembros practican de forma colectiva, y suelen disponer
de lugares especiales: iglesias, templos, etc.
Los
sociólogos suelen considerar la existencia del ceremonial colectivo como uno de los factores
principales que distinguen la religión de la magia. Ésta consiste en influir en los
acontecimientos por el uso de pociones, cánticos o prácticas rituales.
Generalmente es practicada por individuos, no por una comunidad de creyentes.
La gente muchas veces opta por la magia en situaciones de desgracia o peligro.
Y aunque las prácticas mágicas han desaparecido en su mayor parte de la
sociedad moderna, en situaciones de peligro las supersticiones de tipo mágico
son todavía comunes, y en ocupaciones que son peligrosas o tienen factores
aleatorios que pueden cambiar de forma drástica (mineros, pescadores,
deportistas, etc.).
1.2. Variedad religiosa
En las sociedades tradicionales, la
religión generalmente desempeña un papel central en la vida. Los rituales y
símbolos religiosos a menudo están integrados en la cultura material y
artística de la sociedad: música, pintura, talla, teatro, relato de historias y
literatura. En las culturas pequeñas no hay sacerdocio profesional, pero
siempre existen ciertos individuos que se especializan en el conocimiento de
prácticas religiosas (y a menudo mágicas). Uno de los tipos más comunes es el chamán (palabra de origen indoamericano): un
individuo al que se le cree capaz de dirigirse a los espíritus o a fuerzas no
naturales mediante medios rituales.
Totemismo
y animismo
Dos formas
de religión que a menudo se hallan en culturas más pequeñas son el totemismo y el animismo. El tótem(palabra
propia de tribus indias norteamericanas) se refiere a especies de animales o
plantas de las que se cree que tienen poderes supranaturales. Generalmente,
cada grupo de parentesco o clan dentro de una sociedad tiene su tótem
particular, con el que se asocian varias actividades rituales. Y aunque pueda parecernos
una práctica extraña hoy día, en ciertos contextos sigue siendo familiar el
mantenimiento de símbolos semejantes a los del totemismo, como cuando un equipo
o colectivo adopta un animal o planta por emblema. Una mascota es un tótem.
El animismo es una creencia en los espíritus o
fantasmas, los cuales, se piensa, pueblan el mismo mundo que los seres humanos.
Tales espíritus pueden considerarse benignos o malignos, y pueden influir en el
comportamiento humano, causar enfermedad o locura, y pueden también poseer individuos de manera que controlen su
conducta. Las creencias animistas no están confinadas a las culturas pequeñas,
sino que se encuentran hasta cierto punto en muchos contextos religiosos. En la
Europa medieval se perseguía por brujos a los que se creía poseídos por malos
espíritus.
El
totemismo y el animismo son más comunes entre sociedades simples que entre
otras más complejas, aunque no siempre es así.
Por otro
lado, las religiones que se inclinan hacia el monoteísmo, sin embargo, son
relativamente infrecuentes entre las culturas tradicionales más pequeñas. La
mayoría son politeístas,
creen en muchos dioses.
Judaísmo,
cristianismo e islam
Son las
tres religiones monoteístas más influyentes en la Historia. Todas originarias
de Oriente Medio y todas se han influido entre sí.
El
judaísmo: es la más antigua,
data aproximadamente del año 1000 a.C. Los primeros hebreos eran nómadas que
vivían alrededor de Egipto. Sus profetas o líderes religiosos, en parte tomaron
sus ideas de creencias religiosas existentes en la región, pero diferían de
ellas en su compromiso con un único dios todopoderoso. Los hebreos creían que
Dios exige la obediencia a unos códigos morales estrictos, e insistían en su
pretensión a un monopolio de la verdad, considerando sus creencias como la
única religión verdadera.
El
cristianismo: muchas concepciones
judías fueron adoptadas e incorporadas al cristianismo. Jesús era un judío
ortodoxo y el cristianismo comenzó como una secta del judaísmo; no está claro
que Jesús deseara fundar una religión distinta. Sus discípulos llegaron a
creerle el Mesías (el “Ungido” en hebreo, o “Cristo”
en griego) esperado por los judíos. Aunque brutalmente perseguido al principio,
el cristianismo fue adoptado finalmente por el emperador Constantino como la
religión oficial del Imperio Romano. Y se difundió hasta convertirse en una
fuerza dominante en la cultura occidental durante los siguientes dos mil años.
Pero existen numerosas divisiones por lo que a teología y organización
eclesiástica se refiere. Las principales ramas son el catolicismo romano, el
protestantismo y la ortodoxia oriental.
El
islam: los orígenes del islam, hoy la segunda
de las religiones del mundo por su difusión, se solapan con los del
cristianismo. Deriva de las enseñanzas del profeta Mahoma (s. VII d.C.). Se
cree que el único dios del islam, Alá, gobierna toda vida humana y natural. Los pilares del islam son los cinco deberes religiosos
esenciales de los mahometanos: recitación del credo islámico “no hay más Dios
que Alá, y Mahoma es su profeta, repetición de plegarias formales cinco veces
al día mirando siempre hacia la ciudad santa de La Meca durante las mismas, la
observancia del Ramadán (ayuno por el día durante un mes), la entrega de
limosnas a los pobres y realizar un peregrinaje a La Meca al menos una vez en
la vida.
Las
religiones del Lejano Oriente
El
hinduismo: existen contrastes
muy importantes entre judaísmo, cristianismo e islam, por un lado, y las
religiones del Lejano Oriente, por otro. La más antigua de todas las grandes
religiones aún hoy prominente es el hinduismo, que data de hace seis mil años. Es
politeísta, y tiene tantas diferencias internas que algunos estudiosos han
sugerido que debería considerarse como un conglomerado de religiones
relacionadas entre sí.
Aceptan la
doctrina del ciclo de la reencarnación: la creencia de que todos los seres
vivos forman parte de un eterno proceso de nacimiento, muerte y renacimiento.
Establece un sistema de castas, basado en la creencia de que los
individuos nacen dentro de una posición particular en la jerarquía social y
ritual, de acuerdo con la naturaleza de sus actividades en encarnaciones
previas. Para cada casta existe un conjunto de deberes y rituales diferentes.
Acepta que existan puntos de vista religiosos diferentes, sin tratar de
convertir a otros en “verdaderos creyentes”, a diferencia del cristianismo o el
islamismo.
Budismo,
confucionismo y taoísmo: ninguna de ellas
tiene dioses. En su lugar, enfatizan ideales
éticos que relacionan al
creyente con la cohesión y unidad naturales del universo.
El budismo se deriva de las enseñanzas de Siddharta
Gautama, el Buda (el iluminado), príncipe hindú nepalí del s. VI a.C.
Según Buda, los seres humanos sólo pueden escapar al ciclo de la reencarnaciópn
renunciando al deseo. El camino de la salvación reside en una vida de
autodisciplina y meditación, separada de las tareas del mundo terrenal. El
objetivo global del budismo es la consecución del nirvana, realización espiritual completa. Buda
rechazó del ritual hindú la autoridad de las castas; tolera muchas variaciones
locales y no insiste en una sola concepción.
El confucionismo fue la base de la cultura y de los
grupos gobernantes en la China tradicional. Confucio vivió en el s. VI a.C., en
el mismo período que Buda. No es considerado un dios, sino como “el más sabio
entre los hombres sabios”. El confucionismo trata de ajustar la vida humana a
la armonía interna de la naturaleza, acentuando la veneración de los ancestros.
El taoísmo comparte principios similares,
enfatizando la meditación y la no violencia como los medios para llegar a la
vida superior.
2.
Teorías de la Religión y de la Organización Religiosa
2.1. Teorías de la Religión
Los
enfoques sociológicos de la religión están aún fuertemente influidos por las
ideas de tres clásicos de la teoría sociológica: Marx, Durkheim y Weber. Todos
pensaban que la religión, en un sentido fundamental, es una ilusión, imposible
de separar de una serie de condicionantes naturales y sociales. Así, un
individuo nacido en una sociedad australiana de cazadores-recolectores tendrá,
obviamente, creencias religiosas distintas a las de uno nacido en el sistema de
castas hindú o en la Iglesia católica de la Europa medieval.
Marx y
la religión: a pesar de su
influencia, nunca estudió la religión con detalle. Sus ideas se derivan de los
escritos de diversos autores de comienzos del XIX, como Ludwig FEUERBACH (La
esencia del cristianismo). Según este autor, la religión consiste en ideas
y valores producidos por los seres humanos en el curso de un desarrollo
cultural, pero erróneamente proyectados en fuerzas divinas o dioses. Como los
seres humanos no entienden por completo su propia historia, tienden a atribuir
a la acción de los dioses valores y normas creados socialmente. Así, la
historia de los diez mandamientos es una versión mítica de los orígenes de
preceptos morales que gobiernan la vida de los creyentes judíos y cristianos.
Mientras
el hombre no entienda la naturaleza de los símbolos religiosos que él mismo ha
creado, sostiene Feuerbach, estará condenado a ser prisionero de fuerzas
históricas que no puede controlar. Él utiliza el término alienación para referirse al establecimiento de
dioses o fuerzas divinas en tanto que distintas de los seres humanos. Una vez
que el hombre comprenda que los valores proyectados en la religión son
realmente sus propios valores, éstos serán susceptibles de realización en esta
tierra y no se diferirán a un más allá. Los cristianos creen que, aunque Dios
es todopoderoso y lleno de amor, los propios seres humanos son imperfectos. Sin
embargo, el potencial de amor y bondad, y el poder de controlar nuestras
propias vidas, creía Feuerbach, están presentes en las instituciones sociales
humanas y pueden hacerse fructificar una vez que comprendamos su verdadera
naturaleza.
Marx
acepta la concepción de que la religión representa la autoalienación humana.
Muchas veces se cree que Marx despreciaba la religión, pero esto está lejos de
la verdad. La religión, escribe, es “el corazón de un mundo sin corazón”, un
refugio frente a la dureza de la realidad cotidiana. Su opinión es que la
religión desaparecerá -y debe desaparecer- en su forma tradicional, porque los
valores positivos encarnados en la misma pueden convertirse en ideales
directrices para mejorar la suerte de la humanidad en esta tierra, no porque los ideales y valores en sí
mismos sean erróneos.
Marx
declaró que la religión había sido el “opio del pueblo”, porque difiere la
felicidad del hombre a una vida en el más allá, enseñando la aceptación
resignada de las condiciones existentes en esta vida. Así, la atención se
desvía desde las desigualdades e injusticias a la promesa de lo que está por
venir. La religión tienen un fuerte componente ideológico: las creencias y
valores religiosos a menudo proporcionan justificaciones de las desigualdades
de riqueza y poder. P.e., la enseñanza de que “los mansos heredarán la tierra”
sugiere actitudes de humildad y no resistencia a la opresión.
Durkheim
y el ritual religioso: Durkheim se concentró
particularmente en la religión en sociedades pequeñas, tradicionales (Las
formas elementales de la vida religiosa). No conecta primariamente la
religión con las desigualdades sociales o con el poder, sino con la naturaleza
global de las instituciones de una sociedad. Basó su obra en un estudio del
totemismo tal como es practicado por las sociedades aborígenes australianas, y
sostuvo que el totemismo representa la religión en su forma más “elemental” o
simple.
Un tótem
era originalmente un animal o planta al que un grupo otorgaba u un significado
simbólico particular. Es un objeto sagrado. Durkheim define la religión en
términos de una distinción entre lo sagrado y lo profano.
Los objetos y símbolos sagrados, sostiene, se tratan como separados de los aspectos rutinarios de la
existencia, el ámbito de lo profano.
¿Por qué
es sagrado el tótem? Porque simboliza al propio grupo o comunidad; representa
sus valores esenciales. La reverencia hacia el tótem se deriva en realidad del
respeto por los valores sociales esenciales. En religión, el objeto de
adoración es en realidad la propia sociedad.
Durkheim
enfatiza con energía el hecho de que la religión nunca es una simple cuestión
de creencia. Todas implican actividades ceremoniales y rituales regulares, en
las que se reúnen un grupo de creyentes. En los ceremoniales colectivos se
afirma y realza el sentido de la solidaridad del grupo.
La
ceremonia y el ritual, según Durkheim, son esenciales para vincular a los
miembros de los grupos. Ésta es la razón de que no sólo se encuentre en
situaciones regulares de culto, sino también en las diversas crisis vitales que
suponen transiciones sociales fundamentales, como, p.e., el nacimiento, el
matrimonio y la muerte. Los ceremoniales colectivos reafirman la solidaridad
del grupo en un momento en el que las personas se ven forzadas a ajustarse a
los cambios principales de su vida. Los rituales funerarios demuestran que los
valores del grupo sobreviven a la desaparición de determinados individuos.
Con el
desarrollo de las sociedades modernas, cree Durkheim, la influencia de la
religión se va desvaneciendo. El pensamiento científico sustituye
progresivamente a la explicación religiosa, y las actividades ceremoniales y
rituales llegan a ocupar sólo una pequeña parte de la vida de los individuos.
Durkheim está de acuerdo con Marx en que la religión tradicional está al borde
de la desaparición. “Los viejos dioses -dice- están muertos”. Sin embargo,
afirma que hay un sentido en el que es probable que continúe la religión de
forma modificada, a través de nuevos rituales que reafirman sus valores.
Durkheim es vago acerca de cuáles puedan ser, pero parece que tenía en mente la
celebración de valores humanísticos y políticos totales como la libertad, la
igualdad y la cooperación social.
Podría
sostenerse que la mayoría de los países industrializados han fomentado
efectivamente las religiones
civiles(con símbolos como las banderas, canciones e himnos, y rituales como
coronaciones, etc.).
Weber y
las religiones mundiales: Durkheim basa sus
argumentos en un número muy reducido de ejemplos. Weber prestó más atención a
lo que él denominaba las religiones
mundiales, o sea, aquellas que han atraído gran número de creyentes y que
han afectado de forma decisiva el curso de la historia global: budismo,
hinduismo, taoísmo, judaísmo, cristianismo.
Los
escritos de Weber difieren de los de Durkheim en que se concentran en el nexo
entre la religión y el cambio social. Y contrastan con Marx en que Weber
sostiene que la religión no es necesariamente una fuerza conservadora; por el
contrario, los movimientos de inspiración religiosa han producido
transformaciones sociales dramáticas en numerosas ocasiones. Así, el
protestantismo -en particular el puritanismo- fue la fuente de la concepción
religiosa que se encuentra en el Occidente moderno. Los primeros empresarios
fueron en su mayoría calvinistas. Su tendencia al éxito, que contribuyó a
iniciar el desarrollo económico occidental, originalmente les fue infundida por
el deseo de servir a Dios. El éxito material era para ellos un signo del favor
divino.
Analizando
las religiones orientales, Weber concluyó que constituyen barreras insuperables
al desarrollo del capitalismo industrial tal como se dio en Occidente. Esto no
sucede porque las civilizaciones no occidentales estén retrasadas, sino porque
han aceptado valores distintos a los que llegaron a predominar en Europa.
P.e., el
hinduismo es lo que Weber denomina una religión extramundana. Es decir, sus valores más elevados
enfatizan la huida de los trabajos del mundo material hacia un plano superior
de existencia espiritual. El confucionismo también actuó desviando el esfuerzo
del desarrollo económico tal como éste vino a entenderse en Occidente,
enfatizando la armonía con el mundo en vez de promover su dominación activa.
Weber
considera el cristianismo como una religión
de salvación, que implica la
creencia de que los seres humanos pueden ser “salvados” si adoptan las
creencias de la religión. Las nociones de pecado y de ser rescatado del pecado
por la gracia de Dios son importantes a este respecto. Generan una tensión y un
dinamismo emocional esencialmente ausentes de las religiones orientales. Las
religiones de salvación tienen un aspecto “revolucionario”. Mientras que las de
Oriente cultivan en el creyente una actitud de pasividad hacia el orden
existente, el cristianismo implica una lucha constante contra el pecado y, por
tanto, puede estimular la rebeldía contra el orden establecido.
Como
valoración general, cabe decir que los tres autores señalan importantes
características generales de la religión, y que sus ideas se complementan.
2.2. Tipos de Organización Religiosa
En todas
las religiones se dan comunidades de creyentes, pero existen muchas formas
diferentes de organización de tales comunidades. Un modo de clasificar
organizaciones religiosas es la que propusieron por primera vez:
Weber y
Troeltsch: iglesias y sectas: una iglesia es un cuerpo religioso grande y bien
establecido, como la católica o la anglicana. Una secta es una agrupación de creyentes
comprometidos más pequeña y menos organizada, que generalmente se constituye en
protesta frente a una iglesia, como hicieran los calvinistas o metodistas. Las
iglesias tienen una estructura formal y burocrática, con una jerarquía de
funcionarios religiosos, y tienden a representar la cara conservadora de la
religión, integradas en el orden institucional existente.
Las sectas
son comparativamente pequeñas, usualmente aspiran a descubrir y seguir “el
camino verdadero”, y tienden a retirarse de la sociedad circundante a
comunidades propias; consideran corruptas las iglesias establecidas, tienen
pocos funcionarios, o ninguno, y todos los miembros participan en pie de
igualdad.
Becker:
denominaciones y cultos: este autor añadió
estos dos conceptos. Una denominación es una secta que se ha “enfriado” y se
ha convertido en un cuerpo institucionalizado en lugar de un grupo de protesta
activo. Las sectas que sobreviven durante cierto período de tiempo se
convierten inevitablemente en denominaciones (como ocurrió con el calvinismo).
Las iglesias reconocen más o menos como legítimas a las denominaciones, y éstas
coexisten con aquéllas en cooperación armoniosa muchas veces.
Las cultos se asemejan a las sectas, pero tienen
énfasis diferentes. Son las más débilmente ligadas y las más transitorias de
todas las organizaciones religiosas, pues se componen de individuos que
rechazan lo que consideran valores de la sociedad exterior. Se centran en la
experiencia individual, reuniendo a individuos con opiniones e inclinaciones
parecidas. Las personas no se adhieren formalmente a un culto, y sus miembros
pueden mantener otros vínculos religiosos. Ejemplos de cultos son los creyentes
del espiritualismo, la astrología o la meditación trascendental.
Estos
cuatro conceptos son útiles, pero sólo para analizar aspectos de la
organización religiosa cristiana. Como en el caso del islam, en religiones no
cristianas no siempre hay una iglesia claramente diferente e independiente
de otras instituciones, y otras religiones no tienen una jerarquía burocrática
desarrollada. Tampoco tendría sentido llamar “denominaciones” a las diversas
subdivisiones del hinduismo.
No
obstante, y a pesar de estar culturalmente condicionados, estos cuatro
conceptos nos ayudan a analizar la tensión que todas las religiones tienden a
generar entre la “revitalización” y la institucionalización.
La Revolución Islámica
Un sistema
religioso tradicional como el islam ha sufrido un resurgimiento esencial y se
ha convertido en la base de importantes desarrollos políticos a finales del s.
XX. Así ocurió en Irán a fines de los años 70. En años más recientes, el
fundamentalismo islámico (un énfasis en la interpretación literal de los textos
de las escrituras) ha tenido también un impacto significativo en otros países
(Egipto, Siria, Líbano y Argelia). ¿Qué explica esta renovación a gran escala
del islam?
El
desarrollo de la fe islámica
El islam,
como el cristianismo, es una religión que ha estimulado continuamente el
activismo: el Corán -la sagrada escritura islámica- está lleno de instrucciones
dadas a los creyentes para que “luchen en el camino de Dios”. Esta lucha se
dirige contra los no creyentes y contra los que introducen la corrupción dentro
de la comunidad musulmana. A lo largo de los siglos han existido sucesivas
generaciones de reformadores musulmanes, y el islam ha quedado tan dividido
internamente como el cristianismo. El karigismo y el shiísmo se separaron del cuerpo principal del
islam ortodoxo en épocas tempranas de su historia. Los karigitas sostienen
creencias fuertemente igualitarias, rechazando todas las formas de privilegio
material y proclamando que los culpables de graves pecados no pueden seguir
siendo considerados musulmanes. No duraron como secta, pero en algunos aspectos
son precursores de los movimientos fundamentalistas.
Los
shiítas, en cambio, han conservado su influencia. Es hoy la religión oficial de
Irán y fue la fuente de las ideas subyacentes a su revolución. Los orígenes se
remontan al Imán Alí, un líder religioso y político del siglo VII que mostró
cualidades de devoción personal a Dios y una virtud descollantes entre los
gobernantes de la época. Los descendientes llegaron a considerarse líderes
legítimos del islam, puesto que sostenían que pertenecían a la familia del
profeta Mahoma.
El shiísmo
ha sido la religión oficial de Irán, y existen importantes poblaciones shiítas
en otros países, como Turquía, Irak y Arabia Saudí. El liderazgo islámico en
estos países está, sin embargo, en manos de la mayoría sunnita, que sigue el
“Camino Hollado”, una serie de tradiciones que derivan del Coran y que toleran
una considerable diversidad de opinión.
El
Islam y Occidente
Durante la
Edad Media hubo una lucha más o menos constante entre la Europa cristiana y los
estados musulmanes, que controlaban grandes áreas de lo que se convirtió en
España, Bulgaria, Yugoslavia, Grecia y Rumanía. La mayoría de las tierras
conquistadas por los musulmanes eran reclamadas por los europeos, y muchas de
sus posesiones en el norte de África fueron de hecho colonizadas cuando el
poder occidental aumentó en los siglos XVIII y XIX. Esos reveses fueron
catastróficos para la religión y civilización musulmanas, que los creyentes
islámicos consideraban la más alta y avanzada de cuantas eran posibles. A fines
del XIX, la incapacidad del mundo musulmán para resistir la expansión de
Occidente desembocó en movimientos reformistas que trataban de devolver el Islam
a su fuerza y pureza originales, afirmando la identidad de sus propias
creencias y prácticas.
La idea se
ha desarrollado de diversas formas en el s. XX, y formó el telón de fondo de la
“Revolución Islámica” en Irán en 1978-79. La revolución se alimentó inicialmente
de la oposición interna al sha Mohammed Reza, que había aceptado
y tratado de promover formas de modernización inspiradas en Occidente. El
movimiento que derribó al sha unió a personas con intereses muy
diversos, muchas de ellas nada afectas al fundamentalismo islámico; sin
embargo, la figura dominante fue el ayatollah Jomeini, que proporcionó una
reinterpretación radical de las ideas shiítas.
Jomeini
estableció un gobierno organizado de acuerdo con la ley islámica tradicional, y
la revolución hizo de la religión, tal como queda definida en el Corán, la base
directa de toda la vida política y económica. Un estricto código (que segrega a
hombres y mujeres, condena a muerte la homosexualidad y a lapidación al
adúltero) que está acompañado de una concepción sumamente nacionalista que se
afirma a sí mismo especialmente contra influencias occidentales.
Evidentemente,
los movimientos de revitalización del islamismo no pueden entenderse sólo en
términos religiosos; representan en parte una reacción contra el impacto
occidental, y un movimiento de afirmación nacional o cultural.
RELIGION
La religión es una parte de la actividad humana consistente en creencias y prácticas acerca de lo considerado como divino o sagrado, de tipo existencial, moral y espiritual. Se habla de «religiones» para hacer referencia a formas específicas de manifestación del fenómeno religioso, compartidas por los diferentes grupos humanos. Hay religiones que están organizadas de formas más o menos rígidas, mientras que otras carecen de estructura formal y están integradas en las tradiciones culturales de la sociedad o etnia en la que se practican. El término hace referencia tanto a las creencias y prácticas personales como a ritos y enseñanzas colectivas.

"Definitivamente este tema es uno de los mas amplios y
conflictivos. Cosa que en lo personal no creo que deba ser asi. Ya que como
mencione, es un tema bastante extenso, del cual podriamos sacar provecho.
¿Como?... Expresando y escuchando las ideas y creencias distintas de la gente.
Como es de esperarce, no todos pensaremos lo mismo. Pero para no ir de la
comunicacion a la Confrontacion, debemos utilizar el metodo Alteridad. Asi, no
decimos que concordamos con los demas, pero si que respetamos dichas
creencias". - Alejandro Sandoval Acuña [Admin.]